
El antílope emprendió la acción en el campamento para llamar a todos los bípedos al consejo.
- El gran misterio me ha enviado para enseñaros una lección. La lección consiste en hacer. No es necesario estar temerosos si sabeis qué hacer y luego lo haceis.
Dijo el Antílope.
- ¿Y qué debemos hacer?
Preguntó la gente.
- Si estais desnudos y fríos, debeis matarme a mí y tomad mi piel para manteneros calientes. Es mi regalo para vosotros. Hacedlo.
- Lo haremos -dijo la gente-, pero en lo referente a nuestra hambre, estamos famélicos. ¿Qué podeis hacer para salvarnos?
- Si teneis hambre debeis matarme y tomad mi carne, porque os alimentará y os hará fuertes. Es mi regalo para vosotros, y una parte de mi evolución. Es mi servicio, hacedlo.
El Antílope sabía que los seres humanos sobrevivirían a la glaciación si la gente aprendía a comer carne.
Antes del movimiento de las grandes montañas de hielo, la fruta y la verdura había sido abundante y los bípedos no tenían necesidad de comer de los cuerpos de los demás seres vivientes. Los clanes del segundo mundo comieron al Antílope. Asumiendo al instinto y la sabiduría de los cuadrúpedos en sus cuerpos, la gente aprendió a través de la esencia de cada animal cómo sobrevivir. Se les enseñó a no despilfarrar nunca o coger más de lo que necesitan. Cuando sentían la necesidad, los bípedos sabían emprender la acción.
Leyenda de la Sabiduría Ancestral Americana
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